sábado, 27 de marzo de 2010
viernes, 26 de marzo de 2010
jueves, 25 de marzo de 2010
ITI-UNESCO PERÚ ALISTA CELEBRACIÓN POR EL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
En la fecha central, que se llevará a cabo de forma gratuita en el Teatro Auditorio Miraflores, habrá un sentido homenaje al maestro Ernesto Ráez.
El Día Mundial del Teatro, organizado por el ITI-UNESCO PERÚ, a celebrarse este martes 30 de marzo a las 7:00 p.m. en el Teatro Auditorio Miraflores, contará con diversas actividades en torno a esta disciplina, entre las que figuran las lecturas de los Mensajes Conmemorativos por esta fecha de la notable actriz británica JUDI DENCH y de nuestro reconocido dramaturgo y actor ALFONSO SANTIESTÉBAN, así como un homenaje al gran Maestro de Actores ERNESTO RÁEZ, por su larga e impecable trayectoria.
El Día Mundial del Teatro, creado en 1961 por el INSTITUTO INTERNACIONAL DEL TEATRO (ITI), es motivo de celebración anual por todos los Centros Nacionales del ITI y la comunidad teatral internacional. En todo el mundo se realizan actividades y manifestaciones artísticas, relacionadas con las Artes Escénicas. La página web del ITI UNESCO informa sobre dichos eventos: http://www.iti- worldwide. org/
Es por ello que el CENTRO PERUANO DEL INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEATRO ITI-UNESCO le rendirá un justo homenaje, por su impecable trayectoria artística, al gran maestro ERNESTO RÁEZ, actor, director, dramaturgo y teórico del Teatro Peruano, quien nos deleitará con una entretenida y sabia cátedra sobre su propia experiencia en el Teatro. El público también podrá realizarle preguntas al maestro sobre su perspectiva del teatro actual, así como de otros temas de interés. Su semblanza será desarrollada por el Sr. Jorge Sarmiento, actual Director de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático ENSAD, quien fue también alumno de Ráez.
El Mensaje Internacional por este día fue encomendado este año a una personalidad de dimensión mundial como lo es JUDI DENCH, una de las actrices de teatro más respetadas del Reino Unido, ganadora del Oscar, del Globo de Oro, del Tony, del BAFTA y condecorada por la Reina Isabel II como "Dame" (Dama). Invitada por el INSTITUTO INTERNACIONAL DEL TEATRO, su mensaje es de suma importancia para compartir sus reflexiones sobre el alcance que tienen las Artes Escénicas como herramientas para obtener la paz entre los pueblos. Por el Perú, el encargado de redactar nuestro Mensaje Nacional fue el actor y dramaturgo ALFONSO SANTIESTÉBAN, reconocida figura del teatro peruano, quien estrenará una obra de su autoría en junio de este año en el Teatro La Plaza Isil. Resulta importante también conocer cuál es el punto de vista local de nuestra agitada vida teatral, destacando nuestros innegables avances en este arte.
El reciente Consejo Directivo del Centro Perunao del Instiuto Internacional del Teatro - ITI-UNESCO Perú está conformado por el Sr. Ricardo Morante (Presidente) , acompañado por la Srta. Mariana Soria y el Sr. Sergio Velarde, y es el encargado de la realización de la presente Ceremonia. La cita es este martes 30 de marzo a las 7:00 p.m. (hora exacta) en el Teatro Auditorio Miraflores (Av. Larco 1150 Sótano). La entrada es libre.
Se ruega su difusión.
Sergio Velarde
ITI-UNESCO PERÚ
En la fecha central, que se llevará a cabo de forma gratuita en el Teatro Auditorio Miraflores, habrá un sentido homenaje al maestro Ernesto Ráez.
El Día Mundial del Teatro, organizado por el ITI-UNESCO PERÚ, a celebrarse este martes 30 de marzo a las 7:00 p.m. en el Teatro Auditorio Miraflores, contará con diversas actividades en torno a esta disciplina, entre las que figuran las lecturas de los Mensajes Conmemorativos por esta fecha de la notable actriz británica JUDI DENCH y de nuestro reconocido dramaturgo y actor ALFONSO SANTIESTÉBAN, así como un homenaje al gran Maestro de Actores ERNESTO RÁEZ, por su larga e impecable trayectoria.
El Día Mundial del Teatro, creado en 1961 por el INSTITUTO INTERNACIONAL DEL TEATRO (ITI), es motivo de celebración anual por todos los Centros Nacionales del ITI y la comunidad teatral internacional. En todo el mundo se realizan actividades y manifestaciones artísticas, relacionadas con las Artes Escénicas. La página web del ITI UNESCO informa sobre dichos eventos: http://www.iti- worldwide. org/
Es por ello que el CENTRO PERUANO DEL INSTITUTO INTERNACIONAL DE TEATRO ITI-UNESCO le rendirá un justo homenaje, por su impecable trayectoria artística, al gran maestro ERNESTO RÁEZ, actor, director, dramaturgo y teórico del Teatro Peruano, quien nos deleitará con una entretenida y sabia cátedra sobre su propia experiencia en el Teatro. El público también podrá realizarle preguntas al maestro sobre su perspectiva del teatro actual, así como de otros temas de interés. Su semblanza será desarrollada por el Sr. Jorge Sarmiento, actual Director de la Escuela Nacional Superior de Arte Dramático ENSAD, quien fue también alumno de Ráez.
El Mensaje Internacional por este día fue encomendado este año a una personalidad de dimensión mundial como lo es JUDI DENCH, una de las actrices de teatro más respetadas del Reino Unido, ganadora del Oscar, del Globo de Oro, del Tony, del BAFTA y condecorada por la Reina Isabel II como "Dame" (Dama). Invitada por el INSTITUTO INTERNACIONAL DEL TEATRO, su mensaje es de suma importancia para compartir sus reflexiones sobre el alcance que tienen las Artes Escénicas como herramientas para obtener la paz entre los pueblos. Por el Perú, el encargado de redactar nuestro Mensaje Nacional fue el actor y dramaturgo ALFONSO SANTIESTÉBAN, reconocida figura del teatro peruano, quien estrenará una obra de su autoría en junio de este año en el Teatro La Plaza Isil. Resulta importante también conocer cuál es el punto de vista local de nuestra agitada vida teatral, destacando nuestros innegables avances en este arte.
El reciente Consejo Directivo del Centro Perunao del Instiuto Internacional del Teatro - ITI-UNESCO Perú está conformado por el Sr. Ricardo Morante (Presidente) , acompañado por la Srta. Mariana Soria y el Sr. Sergio Velarde, y es el encargado de la realización de la presente Ceremonia. La cita es este martes 30 de marzo a las 7:00 p.m. (hora exacta) en el Teatro Auditorio Miraflores (Av. Larco 1150 Sótano). La entrada es libre.
Se ruega su difusión.
Sergio Velarde
ITI-UNESCO PERÚ
miércoles, 24 de marzo de 2010
martes, 23 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
TULIPANES ROJOS
Tulipanes rojos
En 1637, tres bulbos de tulipanes costaban lo mismo que una casa en Ámsterdam. Al final, la crisis de los tulipanes arrasó la economía holandesa del siglo XVII. Regalar tulipanes en Europa era señal de amor apasionado.
Su nombre proviene de la palabra otomana “tulipam”, que significa turbante.
El tulipán, originario de Turquía, fue cultivado durante años en los jardines de los palacios otomanos y usado como motivo floral para la decoración de elementos cerámicos. Pero incluso antes de que el primer europeo encontrara esta flor en el jardín privado de un sultán, ya había sido profusamente cultivada en Irán, Siria y Asia.
Su nombre es la versión latinizada de la palabra turca “tulipam”, que deriva por su parte del término otomano “tülbent”, que significa turbante. El tulipán, debido a la espectacularidad de su floración y de los numerosos colores en que puede encontrarse, fue una de las flores favoritas de los pintores del barroco para sus cuadros de bodegones florales, especialmente en la pintura francesa, holandesa y española de los siglos XVI a XVIII. En concreto durante el siglo XVII fue tal la demanda de pinturas que representasen bodegones florales que algunos artistas españoles se especializaron en esta temática, como fue el caso de Antonio Ponce, Juan de Arellano, Bartolomé Pérez, Juan Sánchez Cotán o Juan van der Hamen, cuyos cuadros puedes disfrutar en el Museo del Prado. Basta observarlos para entender la pasión que estas pinturas, auténticos y espectaculares ramos de flores, despertaron en la sociedad española y europea.
El tulipán llegó a Europa a mediados del siglo XVI. En 1554, durante el reinado de Solimán el Magnífico, el embajador del Imperio Austriaco ante la corte otomana, Augier de Busbecq, envió por primera vez a Europa, a la corte de Viena, bulbos de tulipanes. Algunas de estas enormes semillas fueron remitidas a su vez a Holanda por el botánico Charles de l’Ecluse y fue otro médico e investigador, Carolas Clusius, quien primero cultivó un bulbo de tulipán en el Hortus Botanicus de Leiden (Holanda) en 1593.
Si bien en su origen no era una flor que llamara especialmente la atención, a pesar de ser una especie bonita, el tulipán sufrió un virus que generó una nueva variedad que con los cultivos adecuados permitía una enorme variedad de colores, lo que desató una pasión desaforada por esta nueva especie entre las clases más pudientes de la Europa barroca. A partir de entonces, se propagó por todo el continente la tulipmanía y su comercialización provocó la primera burbuja especulativa de la historia económica.
Durante la tercera década del siglo XVII la gente se volvió loca por los tulipanes y los precios crecieron sin parar, alcanzando cifras desproporcionadas: En 1635 se pagaron 100.000 florines por 40 bulbos y una especie rara y poco conocida llegó a costar 5.500 florines. En 1637, tres bulbos de tulipanes llegaron a costar lo mismo que una casa en Ámsterdam. Un marinero, que desconocía el valor de los tulipanes, fue encarcelado por comerse un bulbo por error. Se pagaron hasta 400 libras de la época (el equivalente a casi seis millones de euros de hoy en día) por tulipanes que ni siquiera habían sido todavía plantados, por compradores que en su vida habían visto esta flor.
Como toda burbuja, el final no fue agradable. De repente a comienzos de 1637 se empezó a notar cansancio en el mercado del tulipán y muchos inversores decidieron dejar de destinar su dinero a los tulipanes, lo que hizo que el pánico se apoderara del mercado. La situación alcanzó tales proporciones que el gobierno holandés tuvo que intervenir, declarando nulos los contratos de compra de tulipanes a futuro realizados a partir de finales de 1636. La explosión de la burbuja dejó ganadores, los que salieron justo antes del estallido, y perdedores, los que se endeudaron para comprar tulipanes en el último momento, pensando que obtendrían grandes ganancias y que a cambio sólo se quedaron con deudas. Y perdieron los Países Bajos, que durante años sufrieron una profunda recesión económica.
El tulipán no representa lo mismo en todos los países y en cada área tiene un significado distinto. En la antigua Persia los tulipanes eran el símbolo de los amantes perfectos, mientras que en Europa se vinculaban al amor apasionado (era una de las flores preferidas para los amantes fogosos o los que vivían aún la pasión de los inicios), aunque también representaban la inconstancia. En todo caso, el tulipán ha sido siempre valorado como una muestra de magnificencia: regalar tulipanes es un detalle de estilo y elegancia y sobre todo buen gusto.
El tulipán tiene la característica peculiar de que su tallo sigue creciendo tras ser cortado. Por eso no te extrañes si ves que cada día están más altos y se van curvando poco a poco. Para evitar que el tallo ceda y se doble por el peso del capullo, es importante que te acuerdes de recortar los tallos cada dos días. En caso contrario corres el riesgo de encontrar todo el ramo caído.
En 1637, tres bulbos de tulipanes costaban lo mismo que una casa en Ámsterdam. Al final, la crisis de los tulipanes arrasó la economía holandesa del siglo XVII. Regalar tulipanes en Europa era señal de amor apasionado.
Su nombre proviene de la palabra otomana “tulipam”, que significa turbante.
El tulipán, originario de Turquía, fue cultivado durante años en los jardines de los palacios otomanos y usado como motivo floral para la decoración de elementos cerámicos. Pero incluso antes de que el primer europeo encontrara esta flor en el jardín privado de un sultán, ya había sido profusamente cultivada en Irán, Siria y Asia.
Su nombre es la versión latinizada de la palabra turca “tulipam”, que deriva por su parte del término otomano “tülbent”, que significa turbante. El tulipán, debido a la espectacularidad de su floración y de los numerosos colores en que puede encontrarse, fue una de las flores favoritas de los pintores del barroco para sus cuadros de bodegones florales, especialmente en la pintura francesa, holandesa y española de los siglos XVI a XVIII. En concreto durante el siglo XVII fue tal la demanda de pinturas que representasen bodegones florales que algunos artistas españoles se especializaron en esta temática, como fue el caso de Antonio Ponce, Juan de Arellano, Bartolomé Pérez, Juan Sánchez Cotán o Juan van der Hamen, cuyos cuadros puedes disfrutar en el Museo del Prado. Basta observarlos para entender la pasión que estas pinturas, auténticos y espectaculares ramos de flores, despertaron en la sociedad española y europea.
El tulipán llegó a Europa a mediados del siglo XVI. En 1554, durante el reinado de Solimán el Magnífico, el embajador del Imperio Austriaco ante la corte otomana, Augier de Busbecq, envió por primera vez a Europa, a la corte de Viena, bulbos de tulipanes. Algunas de estas enormes semillas fueron remitidas a su vez a Holanda por el botánico Charles de l’Ecluse y fue otro médico e investigador, Carolas Clusius, quien primero cultivó un bulbo de tulipán en el Hortus Botanicus de Leiden (Holanda) en 1593.
Si bien en su origen no era una flor que llamara especialmente la atención, a pesar de ser una especie bonita, el tulipán sufrió un virus que generó una nueva variedad que con los cultivos adecuados permitía una enorme variedad de colores, lo que desató una pasión desaforada por esta nueva especie entre las clases más pudientes de la Europa barroca. A partir de entonces, se propagó por todo el continente la tulipmanía y su comercialización provocó la primera burbuja especulativa de la historia económica.
Durante la tercera década del siglo XVII la gente se volvió loca por los tulipanes y los precios crecieron sin parar, alcanzando cifras desproporcionadas: En 1635 se pagaron 100.000 florines por 40 bulbos y una especie rara y poco conocida llegó a costar 5.500 florines. En 1637, tres bulbos de tulipanes llegaron a costar lo mismo que una casa en Ámsterdam. Un marinero, que desconocía el valor de los tulipanes, fue encarcelado por comerse un bulbo por error. Se pagaron hasta 400 libras de la época (el equivalente a casi seis millones de euros de hoy en día) por tulipanes que ni siquiera habían sido todavía plantados, por compradores que en su vida habían visto esta flor.
Como toda burbuja, el final no fue agradable. De repente a comienzos de 1637 se empezó a notar cansancio en el mercado del tulipán y muchos inversores decidieron dejar de destinar su dinero a los tulipanes, lo que hizo que el pánico se apoderara del mercado. La situación alcanzó tales proporciones que el gobierno holandés tuvo que intervenir, declarando nulos los contratos de compra de tulipanes a futuro realizados a partir de finales de 1636. La explosión de la burbuja dejó ganadores, los que salieron justo antes del estallido, y perdedores, los que se endeudaron para comprar tulipanes en el último momento, pensando que obtendrían grandes ganancias y que a cambio sólo se quedaron con deudas. Y perdieron los Países Bajos, que durante años sufrieron una profunda recesión económica.
El tulipán no representa lo mismo en todos los países y en cada área tiene un significado distinto. En la antigua Persia los tulipanes eran el símbolo de los amantes perfectos, mientras que en Europa se vinculaban al amor apasionado (era una de las flores preferidas para los amantes fogosos o los que vivían aún la pasión de los inicios), aunque también representaban la inconstancia. En todo caso, el tulipán ha sido siempre valorado como una muestra de magnificencia: regalar tulipanes es un detalle de estilo y elegancia y sobre todo buen gusto.
El tulipán tiene la característica peculiar de que su tallo sigue creciendo tras ser cortado. Por eso no te extrañes si ves que cada día están más altos y se van curvando poco a poco. Para evitar que el tallo ceda y se doble por el peso del capullo, es importante que te acuerdes de recortar los tallos cada dos días. En caso contrario corres el riesgo de encontrar todo el ramo caído.
MENSAJE PERUANO POR EL DÍA MUNDIAL DEL TEATRO
LA PERSISTENCIA DE LO EFIMERO
El teatro es un arte que se hace realidad en la interacción viva y directa entre los artistas y el público, es en ese mágico encuentro que el hecho teatral adquiere sentido y valor. Esta particularidad convierte al teatro en un arte efímero por naturaleza, dura lo que dura la representación.
Este carácter efímero es quizá lo que haya motivado muchas veces a hablar sobre su desaparición.
En el siglo XIX a raíz del nacimiento del cine en 1825, con la primera presentación pública del cinematógrafo por los hermanos Lumiere en Francia, hubo quienes empezaron a decir que el teatro seria desplazado por este nuevo arte y que iría desapareciendo poco a poco, luego en el siglo XX fue la televisión. Nuevamente el fantasma de la muerte acosaba al teatro.
Posteriormente con el desarrollo de los medios masivos de comunicación y el avance vertiginoso de la tecnología, muchos pensaron nuevamente que el teatro estaba finalizando sus días. Sin embargo, el teatro, como todo arte, nos lleva a la creación,es arte y es a la vez ciencia que evoluciona, ha existido y acompañado al hombre desde sus orígenes, por ello no tiene un sólo rostro, un sólo sentir, y es por excelencia un vehiculo para la expresión de la diversidad, de las fuerzas y pasiones individuales y colectivas en su infinita gama de posibilidades. El teatro como el fuego, puede ser efímero en su danza, pero al mismo tiempo es capaz de dejar huellas profundas, y es en este carácter paradójico donde radica su magia y su fuerza. Su persistencia se nutre del contacto humano, de la sensibilidad, del cambio, de la rebeldía y capacidad de trasgresión. El teatro es aquel lugar utópico pero al mismo tiempo tangible y concreto donde lo imposible se hace posible a través de nuestra tenacidad e imaginación. El teatro, como decía el maestro Jerzy Grotowski, es una reserva de humanidad, un lugar para el encuentro, donde el conflicto, el cuestionamiento y las diferencias pueden ser bienvenidos y canalizados como el mejor estimulo para la acción, la creatividad y la transformación.
Hacemos teatro en las salas conocidas, pero también en las losas de los barrios, en grandes festivales y en pequeñas escuelas, en la ciudad y en el campo, lo practican los adultos, los niños y jóvenes, los profesionales y los aficionados, y cada experiencia como en la naturaleza, cumple una función y contribuye con sus particularidades a la vida teatral de las comunidades. Nutren al teatro los diversos espacios de formación actoral, los grupos y los elencos, los laboratorios y proyectos de investigación, las actrices y actores solitarios, los trashumantes y las instituciones estables, los consagrados y los anónimos, el público amante del arte, los técnicos, los dramaturgos, productores y críticos, y la lista puede continuar. En este contexto es necesario desarrollar una visión ecológica, holística, para comprender y valorar el sentido de cada aporte desde una mirada respetuosa e inclusiva, pero al mismo tiempo inquieta, crítica y constructiva. Es indispensable, como nos enseña el teatro, abrir la mente y los sentidos, volver a mirar cada vez, dudar, reinventarnos y ensayar con audacia nuevas posibilidades.
Especialmente en un país como el nuestro, carente de políticas culturales y donde muchas veces la valoración de la cultura se reduce al registro y divulgación de la actividad de pequeños grupos, cuyas creaciones son muy importantes y valiosas, pero no únicas ni absolutas, es necesario replantear paradigmas y articular todos los esfuerzos, acogiendo la diversidad de propuestas como un signo de madurez y amplitud.
Por ello, celebrar el Día Mundial del Teatro en la localidad de San Antonio de Carapongo, tiene un especial significado y nos ayuda a recordar que el teatro puede nacer en cualquier momento y lugar donde teatristas y público estén dispuestos a compartir, transformar, imaginar, recordar, afirmarse y dudar, celebrando su humanidad en este acto irrepetible, efímero pero persistente.
María Luisa de Zela Morales
El teatro es un arte que se hace realidad en la interacción viva y directa entre los artistas y el público, es en ese mágico encuentro que el hecho teatral adquiere sentido y valor. Esta particularidad convierte al teatro en un arte efímero por naturaleza, dura lo que dura la representación.
Este carácter efímero es quizá lo que haya motivado muchas veces a hablar sobre su desaparición.
En el siglo XIX a raíz del nacimiento del cine en 1825, con la primera presentación pública del cinematógrafo por los hermanos Lumiere en Francia, hubo quienes empezaron a decir que el teatro seria desplazado por este nuevo arte y que iría desapareciendo poco a poco, luego en el siglo XX fue la televisión. Nuevamente el fantasma de la muerte acosaba al teatro.
Posteriormente con el desarrollo de los medios masivos de comunicación y el avance vertiginoso de la tecnología, muchos pensaron nuevamente que el teatro estaba finalizando sus días. Sin embargo, el teatro, como todo arte, nos lleva a la creación,es arte y es a la vez ciencia que evoluciona, ha existido y acompañado al hombre desde sus orígenes, por ello no tiene un sólo rostro, un sólo sentir, y es por excelencia un vehiculo para la expresión de la diversidad, de las fuerzas y pasiones individuales y colectivas en su infinita gama de posibilidades. El teatro como el fuego, puede ser efímero en su danza, pero al mismo tiempo es capaz de dejar huellas profundas, y es en este carácter paradójico donde radica su magia y su fuerza. Su persistencia se nutre del contacto humano, de la sensibilidad, del cambio, de la rebeldía y capacidad de trasgresión. El teatro es aquel lugar utópico pero al mismo tiempo tangible y concreto donde lo imposible se hace posible a través de nuestra tenacidad e imaginación. El teatro, como decía el maestro Jerzy Grotowski, es una reserva de humanidad, un lugar para el encuentro, donde el conflicto, el cuestionamiento y las diferencias pueden ser bienvenidos y canalizados como el mejor estimulo para la acción, la creatividad y la transformación.
Hacemos teatro en las salas conocidas, pero también en las losas de los barrios, en grandes festivales y en pequeñas escuelas, en la ciudad y en el campo, lo practican los adultos, los niños y jóvenes, los profesionales y los aficionados, y cada experiencia como en la naturaleza, cumple una función y contribuye con sus particularidades a la vida teatral de las comunidades. Nutren al teatro los diversos espacios de formación actoral, los grupos y los elencos, los laboratorios y proyectos de investigación, las actrices y actores solitarios, los trashumantes y las instituciones estables, los consagrados y los anónimos, el público amante del arte, los técnicos, los dramaturgos, productores y críticos, y la lista puede continuar. En este contexto es necesario desarrollar una visión ecológica, holística, para comprender y valorar el sentido de cada aporte desde una mirada respetuosa e inclusiva, pero al mismo tiempo inquieta, crítica y constructiva. Es indispensable, como nos enseña el teatro, abrir la mente y los sentidos, volver a mirar cada vez, dudar, reinventarnos y ensayar con audacia nuevas posibilidades.
Especialmente en un país como el nuestro, carente de políticas culturales y donde muchas veces la valoración de la cultura se reduce al registro y divulgación de la actividad de pequeños grupos, cuyas creaciones son muy importantes y valiosas, pero no únicas ni absolutas, es necesario replantear paradigmas y articular todos los esfuerzos, acogiendo la diversidad de propuestas como un signo de madurez y amplitud.
Por ello, celebrar el Día Mundial del Teatro en la localidad de San Antonio de Carapongo, tiene un especial significado y nos ayuda a recordar que el teatro puede nacer en cualquier momento y lugar donde teatristas y público estén dispuestos a compartir, transformar, imaginar, recordar, afirmarse y dudar, celebrando su humanidad en este acto irrepetible, efímero pero persistente.
María Luisa de Zela Morales
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